La actual escuela se ha convertido en un medio eficaz para disciplinar el pensamiento. Gustavo Díaz Fernández, titular del INADI de Tucumán, aseveró, a propósito de las declaraciones de una maestra que había sostenido que las conductas homosexuales eran anormales, que “El video es una muestra más de cómo aún persisten expectativas de género o conductas esperadas para varones y mujeres que resultan discriminatorias”. Y añadió: “Es alarmante que una persona con ese pensamiento ejerza la docencia”.
De lo afirmado por el Señor Fernández se desprende que, para ser maestro en una escuela de la Argentina, es preciso adherir a la perspectiva de género la cual transmite una visión sociologista y relativista de lo real. Quien pretenda orientar su pensar por otros carriles no tendrá cabida en la actual sociedad del progresismo “no discriminatorio”. A esta situación la hemos puesto de manifiesto en el artículo titulado La no-discriminazación y la mordaza del pensar. Allí señalábamos, entre otras cosas, que bajo el slogan de la “no discriminación” se esconde una estrategia tendiente a instalar en las mentes de los argentinos una visión sociologista que se introduce, para el caso, de la mano de la ideología del género.
¿Cuál ha sido el razonamiento de la maestra tucumana? Ella sostuvo que las conductas homosexuales no son normales. Su calificación se ha seguido del hecho de haber considerado a la naturaleza como parámetro de los actos humanos. Su pensar supone que la norma de los actos humanos es la naturaleza. De allí, entonces, que todo lo natural sea moralmente bueno y lo antinatural no lo sea.
Lo normal, entonces, es lo natural; lo que contradice la norma, es anormal. Claro está que la maestra no sólo calificaría de anormales las conductas homosexuales sino también todas aquellas que no sigan las normas fijadas por la naturaleza. En este sentido, también serían actos anormales el matar al inocente, el robar, el mentir, el estafar, el engañar.
Ahora bien, calificar a una conducta de anormal no es catalogar a quien la realiza de anormal ya que, en ese caso, todos seríamos anormales. El Señor Fernández, la Directora de la Escuela y la Ministra de Educación de Tucumán parecen querer borrar del vocabulario educativo la palabra normal por cuanto la misma refiere la existencia de una norma objetiva que determina la moralidad de los actos humanos. En este sentido, la maestra tucumana podría seguir en la escuela si dejase de sostener que existe una norma objetiva independiente del querer humano y que toda norma no es más que una pura convención, siempre cambiante, fruto del consenso entre los hombres.
Siguiendo la lógica del Sr. Fernández y de las autoridades educativas, en la escuela sólo hay lugar para un pensamiento único cual es el que deriva del sociologismo. No hay lugar en ella para un platónico, un aristotélico, un spinoziano, un cristiano, un judío, un musulmán, etc. Ellos sólo podrían enseñar con la condición de aceptar la disciplina de la actual escuela. En realidad, se les está exigiendo la práctica de una suerte de bicefalía: que piensen y digan una cosa cuando están fuera de la escuela pero que expresen lo contrario dentro de la escuela.
¿A esto se le llama libertad de pensamiento? Esta violencia hiere a la persona humana en su núcleo más íntimo, en sus convicciones más profundas, “invitándola” a la deshonestidad para consigo misma.
De vez en cuando, para sorpresa de estas mentes totalitarias, alguna persona permanece fiel a sus principios y, como la maestra tucumana, expone su pensamiento libremente en la escuela.
Quizás, para que ello no suceda, debieran confeccionar dos listas de libros: una que consignara los que están permitidos leerse, y otra en la que establezcan claramente los libros prohibidos. De esta manera, ningún maestro ni ciudadano podrá verse tentado de alejarse de la única doctrina verdadera: el sociologismo.
En todo esto hay un gran malentendido. La homosexualidad es natural, si por natural se entiende producido por la naturaleza. La prueba es que ha acompañado al hombre toda su historia. Lo único que es minoritaria. pero no pienso que minoritario sea igual a comportamiento no natural.
Luego el razonamiento de la maestra no es correcto. No es que no se pueda pensar que hay leyes objetivas. Sobre todo hay que atenerse a los hechos y sobre estos las interpretaciones y no al contrario. Discutir sobre las interpretaciones sin confrontarlas con los hechos no sirve para mucho.
Espero haber podido aportar algo de claridad.
Estimado Antonio: ante todo le agradezco su participación a través de sus reflexiones. Ud. sostiene que el razonamiento de la maestra en cuestión resulta incorrecto por cuanto “si por natural se entiende lo producido por la naturaleza”, entonces la homosexualidad resultaría totalmente natural ya que “ha acompañado al hombre desde su historia”.
Me permito formular las siguientes observaciones.
1. El acto homosexual no es producido por la naturaleza sino por un acto libre del hombre. La palabra latina natura es traducción de la palabra griega physis. Con ella quiere indicarse un principio intrínseco de actividad de cada ser. De allí que se afirme que el término naturaleza no sólo contenga al acto de ser que hace que todo sea, sino además a las inclinaciones y operaciones de las sustancias.
2. Ahora bien, en el caso del hombre se opera un tránsito del orden natural al orden moral natural. El hombre, por medio de su inteligencia, es capaz de aprehender sus inclinaciones y operaciones propias las cuales se ordenan a un determinado fin. Por eso, cuando alguien obra de acuerdo a la razón resulta recta, juzgando de acuerdo a la finalidad intrínseca dada por el orden natural, entonces el acto moral resulta bueno. Cuando sucede lo contrario, el acto moral resulta malo en tanto contrario a la naturaleza. Así, en nuestro caso, el matrimonio, la unión del varón y la mujer, ordenado a la procreación y a la perfección de los esposos, resulta natural en cuanto conforme a la recta razón. El acto homosexual, en cambio, resulta antinatural y, por eso, moralmente malo.
3. De lo dicho puede colegirse que lo afirmado por la maestra resulta correcto y no produce malentendido alguno. La cosa es muy simple: la maestra ha asumido una postura moral que se sigue de una visión metafísica que hoy no se está dispuesto a asumir.
Le reitero mi agradecimiento.
Ya hemos debatido anteriormente sobre este tema en un post y me gustaría preguntarle ¿cómo cree usted que se sentiría un chico en esa misma aula, de condición gay, al escuchar todas esas palabras dichas por la maestra? Porque que le digan a una persona que no es “natural”, que no es “moral” y algunas otras barbaridades me resultan demasiado hirientes y violentas. Si usted dice que el hombre de acuerdo a su inteligencia y por consiguiente a una “recta razón” sigue una finalidad que se corresponde a un orden natural intrínseco y por lo tanto moral, ¿las personas homosexuales (como yo) somos menos inteligentes porque según sus palabras hacemos todo lo contrario, osea somos inmorales e innaturales? ¿Usted esta diciendo que yo como persona que, según usted atento contra mi orden natural intrínseco, debo ser calificado de inmoral y menos perfecto que una persona heterosexual? ¿Usted esta diciendo que por el hecho de no gustarme las personas de mi sexo opuesto merezco ser denominado como una persona antinatural y mala? ¿Usted se atreve a denominar a todos los homosexuales (personas) como seres inmorales y menos inteligentes? ¿No le parece medio primitivo que un humano deba ser atado a la “norma” de que por ser un animal debe procrear porque ese es el orden perfecto? Esta claro que en base a “sus principios” que según usted son puramente “objetivos” ya que responden a lo natural y por lo tanto a lo bueno, seremos todo lo anterior. Ahora yo le digo, si usted pretende que yo me case con una mujer y me reproduzca porque así esta “ordenado naturalmente” que sea y que por ende renuncie a mi condición de homosexual que esta tan natural, como su condición de heterosexual, por el solo hecho de responder a una “razón”, yo le digo que usted esta muy equivocado. Si ignorar mi esencia, porque ser homosexual es parte de mi como persona, implica que yo sea considerado un ser malo, inmoral e innatural en base a sus principios y a los de muchos otros que comparten con usted que quieren etiquetarnos de esa forma, esta bien. Claramente se denota que juzgarnos básicamente por nuestra condición sexual es una conducta pobre, pre juiciosa y violenta ya que no aporta nada que y que solo incita la DISCRIMINACIÓN que es una palabra que a usted parece molestarle un poco. A usted no le debe gustar lo antinatural y lo inmoral, y si eso somos los homosexuales según su criterio, merecemos su discriminación porque si no usted estaría siendo cómplice de tal desmadre. Sea libre y promueva entonces su conducta “discriminatoria”, veremos quien es mas malo o mas bueno al final.
Estimado Juan Carlos: espero responder, brevemente, al cuestionamiento formulado en su artículo en contra de la posición que sostengo.
1. En primer lugar debo señalarle que la intención de mi artículo no era hablar de la homosexualidad sino poner en evidencia cómo se está poniendo en riesgo, seriamente, la libertad de pensar. Por eso señalé que un platónico, un aristotélico, un judío, un cristiano o un musulmán no podrán enseñar más en ninguna escuela de nuestro país, excepto, claro está, que dejen de serlo.
2. De todas sus preguntas retóricas se desprende una condena hacia mi persona. Si, como Ud. señala, mi juicio es pobre, prejuicioso y violento, me convierto, ipso facto, en un discriminador y por eso, a la postre, seré “más malo” que Ud. Concedo que, seguramente, seré más malo que Ud. Creo que eso no me invalida para distinguir lo bueno de lo malo. Tan es así, que cada vez que cometo un acto anormal contrario a la ley moral natural, un acto malo, mi conciencia moral lo juzga como tal y siento un profundo pesar interior. No creo que haya hombres malos ni hombres buenos. El bien y el mal están presentes en nuestro interior y nos acompañarán siempre durante nuestra vida terrena. Esta afirmación no nos exime de luchar para ser cada día más virtuosos. De allí que existan hombres más virtuosos que otros, sin llegar a sostener jamás que existan hombres malos intrínsecamente y, por eso, dignos de total condena. Creo que a esto lo he expresado claramente en el artículo.
3. En una de sus preguntas retóricas, pareciera verse su rechazo a la existencia de toda norma objetiva. Entiendo su posición pero no la comparto. Creo que radica aquí una de nuestras principales discrepancias. Pero soy yo ahora quien le formulo la siguiente pregunta retórica: ¿podré seguir pensando que existen normas objetivas más allá de mi querer? ¿Podré seguir enseñando esto en mi Cátedra universitaria? ¿Podré sostener mi posición en el ámbito público?
4. Finalmente, Juan Carlos, quiero dejar sentado que, aún sosteniendo la existencia de normas objetivas, jamás se me ocurriría condenar a una persona, haga lo que haga. Sólo distingo entre conductas deseables, buenas y conductas de las que no lo son. Tengo muy presente que para calificar al acto moral de malo o de bueno, es preciso tener en cuenta, amén del fin de la obra, el fin del que obra. ¿Cómo podría yo conocer el fin del que obra? ¿Cómo podría conocer el corazón de cada hombre, sus intenciones, etc., etc.? Esto resulta imposible porque no soy Dios sino un simple mortal.
Espero que no se enoje conmigo. Sólo he tratado de exponer aquello que pienso y espero tener siempre la libertad de hacerlo. Lo saludo cordialmente.
1- Este debate no puede escapar a la homosexualidad y por lo tanto a los homosexuales porque sospecho que si fuera acerca de otra temática usted no se expresaría tan enfáticamente como lo ha hecho en su texto. Habla de la libertad de pensamiento como si fuera llegar a ser capturado o desaparecido por pensar como piensa.
2- Efectivamente pienso que usted es una persona discriminadora y contradictoria porque si primeramente señala que lo natural, lo moral y por lo tanto lo bueno son las conductas correctas y quienes no las realicen por lo tanto serán lo contrario ergo innaturales, inmorales y malas no entiendo cual es finalmente su punto ya que usted mismo no se cree nadie para juzgar y condenar a los demás ya que se excusa acertadamente de no conocer las intenciones profundas de las personas, pero al mismo tiempo piensa que debe remarcar y/o señalar, lo que a luz de su razón y en pos de lo virtuoso, lo que le parezca incorrecto.
3 – Intuyo que usted tiene un terrible miedo por no poder decir lo que piensa y porque otras perdonas no puedan hacerlo en cuanto a normas objetivas y absolutas se refiere, lo cual abre un debate muchísimo mas profundo. Pero si hablamos estrictamente de lo biológico, una persona homosexual claramente atenta contra lo que, biológicamente y por tanto naturalmente objetivo, estaría estipulado para su especie, pero resulta que los homosexuales existen en cientos de especies animales y cuya condición no es algo elegible o reversible. ¿Usted prefiere sobreponer ante todo a la “razón” porque eso lo hace mas virtuoso y mas perfecto antes que tener una postura de aceptación y conciliadora con el resto de sus pares ya que somos personas igual que usted? ¿Usted prefiere mantener una conducta “recta” aunque ella implique incitar al odio, la división y a la discriminación?¿Usted prefiere seguir denostando a una minoría solo porque una norma natural objetiva parcialmente lo avala? ¿Usted prefiere seguir discursando y escribiendo públicamente de esta forma tan disyuntiva porque “objetivamente” esta bien?¿No le parece mas acertado una apertura mental frente a una realidad que existió, existe y existirá siempre?
4- Usted avala claramente el discurso de esta profesora y por lo tanto avala un discurso sectario, sesgado y cargado de rechazo lo cual aborrezco y repudio enfáticamente y mas si hace en una institución educativa. Siéntase libre de hacer lo mismo en cuanta institución educativa o ámbito intelectual tenga oportunidad, si eso lo hace feliz consigo mismo allá usted.
Estimado Juan Carlos: Creo, con sumo respeto, que usted es un discriminador, lo que no sería nada malo, de no ser porque usted lo es en el sentido peyorativo del término. Las razones que me impulsan a afirmar lo anterior se hallan en sus comentarios, ya que usted considera que quien acepte la existencia de un Orden Natural, al que objetivamente con la razón en actitud honesta y sincera se puede llegar a comprender, es un sectario, pre-juicioso y violento.
Discriminar (separar, discernir) no es algo intrínsecamente malo o bueno, pues solo depende del contenido que sustente la intención de su accionar, y el suyo es agredir para desacreditar. Esto último no solo me produce rechazo por la agresión en sí misma, sino también, por la pereza intelectual que manifiesta el encasillar para desacreditar, eludiendo de este modo el intento de rebatir al menos alguno de los argumentos expresados por Lasa. Infiero que las discusiones no le agradan y solo es una reacción por sentirse atacado.
En su punto 2 de su último comentario, creo que ha interpretado mal la aclaración del autor. Quien no obra de acuerdo a lo bueno, lo noble y objetivamente correcto, no es antinatural e inmoral, sino que lo es la obra realizada por el mismo (no la persona).
En su punto nº 3 usted menciona la cuestión de la presencia de comportamiento homosexual en otras especies, que por supuesto existe. Sin embargo no es la norma, es la excepción (¡¡una minoría también en los animales!!) que confirma la regla. De todos modos, creo que existe un salto radical entre el Homo sapiens y el resto de las especies, y la causa que parece nuclear la explicación de esta brecha, radica en la misma Razón (también los animales machos copulan con cuanta hembra pueden, y esto no resulta una conducta deseable para la humanidad, ¿no cree?). No tenemos un cuerpo, sino que somos corpóreos, y en la realidad cuerpo y mente, existe una armonía psíquica, física, y espiritual. Cuando esa armonía se trunca aparecen las inclinaciones desordenadas como la homosexualidad que no responden a la naturaleza intrínseca de cada uno. Ergo, las dos preguntas que le haría son : ¿hay que cambiar el cuerpo o hay que cambiar la mente?, ¿en lugar de no cuestionarse la legitimidad de las acciones y obrar meramente según las inclinaciones, no es más deseable buscar que prime la razón y la voluntad en lugar de la base emocional, y regir esta última según las primeras dos?
Sepa que nadie considera a un homosexual menos persona o menos inteligente ( ni siquiera en el artículo se infiere eso, como usted interpretó).
Lo respeto como a cualquier persona, pero no comparto sus ideas. La anormalidad no está en el sujeto con sentimiento homosexual, sino en el sentimiento mismo y comportamiento homosexual obrado en consecuencia.
Lo saludo cordialmente y felicito al Dr. Lasa.
1- Primeramente no se donde interpreto alguna agresión de mi parte ya que el único adjetivo que exprese directamente hacia el Dr. Lasa fue “discriminador” porque realmente lo creo y quería hacérselo saber. Si usted interpreta que yo estoy básicamente queriendo expresar que el es una persona mala y por tanto yo tengo la razón, le digo que es una lectura muy pobre de su parte.
2 – También usted dice que yo, a aquel quien acepte la existencia de un orden natural, lo declararé sectario, prejuicioso y violento cuando se equivoca y yo mismo exprese en mi segunda respuesta que hablando estrictamente de lo biológico, acepto como homosexual que soy, que mi condición atenta contra un “orden natural establecido”. El punto no es si existe o no un orden natural señor, el punto es como esa temática se discursa con respecto a los homosexuales y se usa de argumento como usted y el Dr Lasa lo hacen. No esta dando a lo que escribo la interpretación que yo quiero me parece. Puede ser un error mio, lo explicare mas adelante.
3 – Usted dice que quien no obra de acuerdo a lo bueno, no es malo, osea la “persona”, sino que sus “acciones” son malas. Realmente no entiendo su diferenciación ya que son las acciones las que al final y al cabo verdaderamente valen y nos definen. Porque entonces ¿teniendo yo sentimiento de homosexualidad que ya se hace merecedor, según usted, de la etiqueta de “anormal”, y no teniendo una conducta que se corresponda con eso, ¿seria entonces considerado menos homosexual y por tanto menos inmoral e innatural que otro que si lo hace? Seguramente usted dirá que NO. Entonces para usted yo soy “malo” desde el primer momento en que me considero y siento como un homosexual y no por tener o no una conducta que se corresponda con tal hecho que sería la acción. O en todo caso si la “acción” misma es el hecho que yo me sienta homosexual y por tanto me sienta naturalmente atraído a una persona de mi mismo sexo ¿no le parece que eso es un juicio directamente sobre mi persona? Y en todo caso por ser homosexual ¿usted cree que tiene autoridad mas allá de la “razón” para poner en tela de juicio mi esencia o mis acciones como persona? Si así lo cree, allá usted.
4 – Otra cosa, si usted dice que las conductas como la homosexualidad se desprenden de cuando no existe una armonía psíquica, física, y espiritual ¿estaría diciendo entonces que los homosexuales como yo no somos gente sana y por lo tanto seriamos personas “no saludables” porque estaríamos experimentando un desequilibrio mental, físico y espiritual los cuales son los indicadores que la O.M.S utiliza para definir el término SALUD? ¿O que quiere deicir?
5 – Además ¿Usted sugiere entonces que yo como homosexual debo negar mis sentimientos y boicotearme a mi mismo porque de esa forma estaría haciendo caso a la razón y poniendo a esta sobre mis emociones? Le digo que yo no elegí sentirme homosexual ni puedo dejar de sentirme de esa forma y por mas que lo intentara jamás podría porque mi condición sexual se dio tan naturalmente como se dio la suya y es innegable. Si usted sugiere que yo debo condenarme a una vida de infelicidad y negación solo para ajustarme a la “razón” se equivoca drásticamente y su pensamiento es el que produce el suicidio de miles de jóvenes que no soportan el acoso de gente que piensa como usted.
6 – Finalmente vuelvo a querer a dejarle en claro que la cuestión acá no es el orden natural sino como ustedes lo utilizan de argumento para dar valor a su discurso sin darse cuenta que de esa forma alimentan la discriminación, el rechazo y el odio porque ustedes creen que esa es la forma “correcta” pero al mismo tiempo obvian de una manera fatal el hecho de que también somos personas y que como cualquier otra nos deben respeto aunque nuestra condición, como minoría, no se ajuste a la norma natural a la cual ustedes, sin elección, si responden. Y ahí esta el gran problema, simplemente por nuestra condición se nos hace merecedores de un centenar de descalificaciones cuando es algo que NUNCA se podrá cambiar. Por eso digo que su discurso es “sectario” (solo los que se ajusten a la norma natural), “prejuicioso” (sos homosexual, sos malo)y “violento” (segregación) .Y me atrevo a decir una vez mas que es DISCRIMINADOR porque nos separa, divide y denigra. No de jacte de respetarme como persona porque, si usted avala esto, no me respeta un comino y solo le interesa ajustarse a una “recta razón”, obviando claramente todo lo que describí anteriormente. Ojalá tenga las manos y la conciencia bien limpia para ponerse a señalar a los demás señor Marcelo, igualmente ese no es asunto mío. Por ultimo no me conoce, así que no saque conclusiones apresuradas sobre mí diciendo que solo me interesa denigrar y no discutir. ¿Quien es peyorativo al final?
Estimado Juan Carlos:
1)Me refiero a que para usted es más fácil encasillar un determinado pensamiento en sectario, discriminador y prejuicioso y definir por antonomasia a quien lo posea o elabore porque no se adecúa a su juicio, sin que en éste último se encuentre un contraargumento suficientemente acabado para rebatir la idea.
3)Ante todo le aclaro que no me considero como poseedor de una “autoridad más allá de la razón” porque soy una persona, al igual que usted. Comparto con usted en que el obrar sigue al ser, y no al revés. Las obras definen y ponen de manifiesto lo que somos, pero no resulta así con las inclinaciones desordenadas que todos los seres humanos tenemos, y contra las que debiéramos luchar sin cansancio con la razón y la buena voluntad: poseer una inclinación, no es igual a consentir a ella. Creo que un cosa es el sentimiento homosexual que no depende de la persona, y otra cosa es lo que usted haga con esa inclinación.
4) y 5) No se equivoque. No me interesa acosar a nadie con mi pensamiento, como usted dice. Que no comparta el comportamiento homosexual, no implica que no pueda amar y respetar a una persona homosexual como a cualquiera. Tampoco comparto varias otras cosas como la adicción a las drogas, y no por eso discrimino a los drogadictos, sino al contrario, me preocupo por ellos.
Le comparto un enlace de un especialista en el tema. Quizás le interese o quizás no, pero creo que puede servir un poco para enriquecer esta discusión y aclarar algunos puntos. Nadie quiere su infelicidad ni la de ninguna persona.(enlace: http://argentinosalerta.org/node/1871).
6)Primero, no saco conclusiones sobre usted, sino que concluyo en base a su escrito.
No estoy tan seguro sobre lo afirmado de que “NUNCA se podrá cambiar”, al enlace anterior me remito.
Le reitero, nadie los quiere segregar, ni los considera menos personas ( pues quien lo haga pecará de imbécil). Y creo que también se equivoca en lo siguiente: no lo señalo con el dedo, ni lo hago, solo expreso una opinión y se la comparto en esta discusión. Si no me importaran los homosexuales como personas, créame que no perdería tiempo discutiendo esto con usted.
Para terminar solo le reformulo una oración de su último apartado: me interesa ajustarme a una recta razón, no por obviar lo que usted describe más arriba, sino porque estoy convencido de que es el camino que conduce a la auténtica felicidad de todas las personas, la de usted, la mía y la de todos. Todas las personas tenemos que tender a elevarnos hacia lo correcto y buscar lo egregio sinceramente, nunca al conformismo de lo desordenado.
Un cordial saludo.
Este debate debe terminar aquí porque yo no puedo discutir con una persona que básicamente cree que mi condición de homosexual es producto de un “desorden” y que mi conducta se corresponde con alguna particularidad o alteración en mi crianza, y que siente que aceptar y vivir de acuerdo a esa inclinación es un conformismo desordenado, por no decir pecado, porque no se ajusta al orden natural. Soy una persona y haré lo que verdaderamente sienta, siempre y cuando eso implique no dañar a un tercero. Usted sostiene que yo encasillo en sectario y discriminador a aquel que no se adecue a mi juicio. Me pregunto si usted no hace lo mismo, pero claro en su caso es valido porque se jacta de que lo que sostiene es lo correcto porque está mas allá del querer suyo y mío. Además no se como pretende que reaccione si usted emite juicios sobre mis conductas por el solo hecho de ser homosexual, parece que su condición de heterosexual lo pone en un escalón mas arriba de mí para poder señalar lo que según usted, excusado en una “norma objetiva”, es incorrecto en mi conducta. Como pretende entonces que yo reaccione cuando usted expresa una lista de calificativos sobre mi “persona” (porque soy una persona y mi condición de homosexual esta contenida dentro de la misma), excusado nuevamente en que a usted la norma natural lo ampara y a mi no.Y digo que su discurso es sesgado porque primeramente dijo que mi condición es “anormal” lo cual en primera instancia genera rechazo y odio. Después dijo que podía amarme y respetarme como persona mas allá de mi condición. Creo que no se da cuenta de la tremenda diferencia que existe entre decir una sola cosa o las dos al mismo tiempo. Dice que no es lo mismo tener una inclinación y consentir con la misma. Si yo tuviera ganas de robar y finalmente después concretara el hecho ¿le parece a usted que puede compararse con el hecho de amar a una persona de mi mismo sexo que no daña ni perjudica a nadie? Fíjese que yo no veo nada negativo en mi condición, cosa que no pasa con muchas personas como usted que si lo ven y quieren hacernos creer que debemos reconvertirnos o algo por el estilo. Yo no manifesté ningún juicio sobre su persona porque no lo conozco ni me interesa, pero usted si lo hizo con los homosexuales y yo soy un homosexual ergo me siento involucrado. Por eso después lo llamé discriminador. Ustedes por alguna razón creen que los homosexuales somos gente desfachatada que elige solamente el camino del placer y eso parece generarles una tremenda obsesión con nosotros porque no se expresan de la misma forma con respecto a la gente que viola, que mata, o que roba. Es gracioso porque pareciera que les importa demasiado que dejemos de ser homosexuales (imposible) pero lo que hacen es generar posturas negativas sobre nosotros. Remarcar una y otra vez que somos incorrectos e inmorales y en el hipotético caso de que ustedes tuvieran razón, no tendría sentido alguno ya que si por ejemplo a una persona anoréxica la obligas a comer lo único que lograrás es agravar la situación. Así que se estarían equivocando. Por ultimo, señor Marcelo sobre el artículo que publicó es sobre un libro redactado por un supuesto homosexual reconvertido, este ha sido expulsado de la “American Counseling Association” y por tanto no está capacitado, ni tiene licencia alguna, para ejercer de médico o terapeuta: http://goo.gl/OKxr7 Además recientemente el psiquiatra en el cual Coen basaba sus escritos ademas de su experiencia personal, se retracto pidiendo disculpas a la comunidad gay diciendo que sus teorías NO ESTABAN PROBADAS. http://goo.gl/9Fa34
Me quiere a mi hablar de homosexualidad siendo que yo mismo soy homosexual, deje decir patrañas por favor. Disculpe si alguna vez sintió que soy agresivo o algo por el estilo, sera porque tengo 20 años, no se cuantos tendrá usted. Un gusto realmente. Yo realmente le deseo una vida plena de corazón. Saludos.
Muy bueno el articulo Dr, Lasa felicitaciones y saludos.