
Benedicto XVI
La Iglesia Católica, a juicio del actual Papa, vive una crisis de envergadura sólo comparable a tres momentos muy difíciles de la Iglesia a lo largo de su historia: el gnosticismo, el arrianismo y la reforma protestante[1].Es una crisis, ésta, que afecta a las mismísimas raíces de la fe católica[2]. Esta crisis, a juicio del actual Papa, se manifiesta, en el ámbito litúrgico, en la tendencia equivocada que hace ya tiempo concibe la necesidad de adaptar la liturgia de la mentalidad actual. Esta postura, dependiente de una visión racionalista, pretende hacer de la liturgia una realidad totalmente comprensible a la razón, desconociendo que en la liturgia no se participa sólo racionalmente sino con todos los sentidos.
Este racionalismo ha conducido a la pérdidade lo sacro. Los fieles que asisten a una misa, por ejemplo, no perciben que ese momento sea cualitativamente diverso al que viven cotidianamente. Por el contrario, el mismo se presenta como una continuidad de la vida diaria: el murmullo es el mismo, las melodías de las canciones no difieren de las que escuchan en los lugares bailables, fogones o recitales. De este modo, con la excusa de acercar a la gente a la liturgia, se ha terminado alejándola de la posibilidad de la unión con Dios, privándoladel encuentro con el Misterio.
El silencio ya no está presente en las Iglesias; en su lugar, el fiel puede encontrar puestos de vendedoras, festejos de cumpleaños con música, aplausos, etc. Esta situación resulta violenta para todo aquel cristiano que, fiel a su Iglesia, sabe que la liturgia propende, de suyo, a introducir al hombre en el Misterio. En lugar de facilitar el encuentro con el Misterio, la actual liturgia tiende a poner todas las condiciones para obstaculizarlo.
Pese a esta situación que atraviesa la actual liturgia, el Papa entiende que ella es la instancia por excelencia para perforar la vida sin Dios del hombre actual. ¿Por qué el Papa Benedicto XVI piensa en estos términos? La respuesta es simple: una liturgia auténtica permitirá al hombre contemporáneo probar (experiri) la dimensión trascendente de la persona humana. Para ello será menester considerar a la liturgia como adoración en Jesucristo de la Trinidad y como celebración de toda la Iglesia Católica, de la cual los obispos y presbíteros son ministros, es decir, siervos y no patrones[3]. Esto sólo será posible si la liturgia no confunde, como hoy sucede frecuentemente, la centralidad de la asamblea con la centralidad de la adoración a Dios[4]. Señala Bux, a propósito de la grave situación actual de la liturgia, que la misma ha dejado de ser el ámbito de recepción de la palabra divina, como en el Sinaí, que es ley para nuestros pasos, para convertirse en una sujeción a lo que está abajo, al modo del becerro de oro y el danzar en torno al mismo. Y exclama: “¡Cuánta responsabilidad tienen los obispos y los sacerdotes en esto que ha sucedido! Significa, en la práctica, caer en la tentación de tomar el lugar de Dios”[5].
Para Benedicto XVI, entonces, la liturgia es el camino óptimo que le permite al hombre sintonizar con la dimensión trascendente de su existencia. Si realmente se diera esta metanoia, este cambio de enfoque, se posibilitaría, entre otras cosas, un renacimiento teológico el cual permitirá al hombre actual la inteligencia del misterio cristiano. Pero será un renacimiento que acontecerá a posteriori de aquel encuentro pleno del hombre actual con el misterio ya que sus ojos renovados podrán ver que el sentido de su existencia se resuelve a la luz del Verbo encarnado.
Para ello será preciso que la liturgia recupere el silencio, la música sagrada, el valor de los gestos, etc. Como acertadamente lo señala Bux, “el alma no está hecha para el rumor y las discusiones sino para el recogimiento… Es necesario, ante todo, restituir a la iglesia su dignidad de templo sacro donde ninguno hable en alta voz, comenzando por los sacerdotes y los ministros… Es necesario tener el coraje de arrojar lejos del santuario todo aquello que repugna a la piedad cristiana u ofende el verdadero sentido religioso”[6].
La reforma deseada por Benedicto XVI exigirá muchas medidas. Una de ellas, sin duda alguna, será de ofrecer una buena formación litúrgica a los sacerdotes[7]. ¿Será posible esto? Sólo rogamos a Dios que así sea para que podamos vivir en cada Misa el sacrificio auténtico de Cristo, en lugar del propio sufrimiento ocasionado por una liturgia que es como un manto de plomo que impide que nos elevemos a Dios. En síntesis, que la liturgia sea aquel ámbito en el que, gracias al silencio, al espíritu de oración y al canto sagrado, se estimule a cada alma, de un modo privilegiado, a la búsqueda, al encuentro y a la conversión con su Señor.
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Notas
[1] Cfr. La sal de la tierra. Cristianismo e Iglesia católica ante el nuevo milenio. Una conversación de Peter Seewald con el Cardenal Joseph Ratzinger. Madrid, Ediciones Palabra, 2005, 5ª edición, pp. 171-172.
[2] Ibidem, p. 173.
[3] Cfr. Nicola Bux. La riforma di Benedetto XVI. La liturgia trainnovazione e tradizione. CasaleMonferrato, Piemme, 2008, pp. 76-77.
[4] Ibidem, p. 76.
[5] Ibidem, p. 21.
[6] Ibidem, pp. 121-122.
[7] Cfr. La sal de la tierra. Cristianismo e Iglesia católica ante el nuevo milenio. Una conversación de Peter Seewald con el Cardenal Joseph Ratzinger. Madrid, Ediciones Palabra, 2005, 5ª edición, pp. 171-172.
Que maravillosa forma de redireccionar a la iglesia católica. Sumergiéndola de nuevo en el misterio de la comunión con Dios. Es tranquilizante saber que el Papa tiene la claridad para distinguir este problema, algo natural en el ser humano, hacer que todo gire en torno a si mismo. Me parece una medida necesaria para experimentar el misterio de Jesucristo en nuestro propio ser, dejando todos los sucesos y accidentes de la cotidianidad fuera del templo, para entrar en la liturgia con el fin supremo de liberar a nuestra alma por medio del camino de Jesús. La iglesia católica es un algoritmo místico que busca la autorrelización del ser humano, y es uno camino que ha producido numerosos santos. Lo que quiero decir es que La iglesia católica es un medio efectivo para la liberación espiritual, porque su esencia mística es el propio misterio del Cristo, y debe continuar siendo así, ya que en este mundo se necesitan santos mas que otra cosa.
Daniel, simplemente excelente y oportuna tu reflexión. ¡Muchas Gracias!
Totalmente de acuerdo-.Tambien deberia intensificarse la preparacion de los catequistas.!!!!
Con respecto a lo musical , por tomar una arista del tema :tratado con tanta claridad :
Pertenezco al coro de la Universidad Catolica Argentina, campus de la ciudad de Rosario.-He podido comprobar que muchos fieles estan ávidos de musica sacra… ..cantamos en latín y en otras lenguas pero con obras que responden a las sugerencias del Magisterio para la participacion liturgica…-Quienes nos escuchan, manifiestan que les eleva este tipo de música y les permite concentracion en su oracion y una mayor devocion ……
Obispos y sacerdotes deberian escuchar más al Papa.!!!!.en la liturgia hay muchos excesos….cantos que parecieran tener como autores a compositores de boleros !!!! no se respeta el silencio y el recogimiento en el Templo y estos cantos que generalmente se estan usando desconcentran…aturden….y no ayudan a participar con piedad del Santo Sacrificio de la Misa.-.
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Totalmente de acuerdo,soy de Itati,Corrientes,la Basilica-Santuario de Nuestra Señora de Itati esta administrada por la Congregación de la Divina Providencia.A parte de eso,la Liturgia por momentos se degrada y aparecen unas musicas “sacras” inventadas por quien la iunterpreta.En la Iglesia de Jesus Nazarenbo,en Corrientes,adminsitrada por los Jesuitas,pasa otro tanto,se me figuran musicas de telenovelas,ridiculamnete cantas…claro no se puede decir nada “porque esta de por medio la buena voluntad…” pero bajo esto debemos seguir aceptando la mediocridad?.
Creo que la crisis profunda que, actualmente, atraviesa la Iglesia trasciende por mucho el aspecto litúrgico, las personas, me temo, cada vez sienten más desconfianza hacia la institución que representa la Iglesia y sería ingenuo atribuirlo al problema de la liturgia. La Iglesia debe restructurarse para que la gente comience a considerarla como la Casa de Dios
Entiendo parte de sus afirmaciones. Quisiera solamente que me aclare dos puntos:
1. ¿En qué consiste, a su juicio, la crisis de la Iglesia Católica?
2. ¿Qué significa su afirmación: “La Iglesia debe restructurarse para que la gente comience a considerarla como la Casa de Dios”?
Muchas gracias por su participación.
Primero quiero felicitarlo por su artículo, ya que refleja varias realidades de Nuestra Santa Iglesia en estos días, y de su Liturgia, fuente y culmen de la vida de la Iglesia. Y en segundo lugar, quisiera manifestar mi opinión con respecto a estas reformas. Entiendo que hay que plantear el tema con suma Humildad, Caridad y Corrección Fraterna, ya que muchas veces, como miembros del mismo Cuerpo, nos olvidamos que es “El Espíritu que sopla donde quiere” quien va moldeando y conduciendo a la Iglesia por caminos impredecibles y muchas veces irracionales para el momento. Por eso pienso que ese “recuperar” o “restituir” litúrgico del que habla en su artículo, debe estar acompañado de las Virtudes anteriormente mencionadas. Pero también le comento que me intriga mucho, con mis 23 años de vida, las sensaciones que debió haber experimentado la Iglesia, y cada Bautizado en particular, en los tiempos de las grandes crisis y cambios en lo Litúrgico; cosa que hoy, al mirarlo desde lejos, uno comprende mejor ciertas cosas y ve mas fácil la Acción del Espíritu Santo. Lo saludo y reitero mis Felicitaciones.
Excelente articulo. La crisis es de Fe en Cristo, y de fidelidad a Cristo , a su Iglesia y al Santo Padre.
El catolico fundamenta su fe en las sagradas escrituras, en el magisterio eclesiastico y en la tradicion apostolica. Cuando al P. Meinvielle iban los seminaristas a consultarle algo el les decia: “si tienes duda de fe, lee las sagradas escrituras, si tienes duda de la doctrina, lee el magisterio autentico eclesiastico, y tienes dudas de vida cristiana, lee la vida de los santos”.
atte.
Un abrazo